23 de enero de 2010

Nivel 13 (1999)

Nivel 13 plantea la existencia de mundos paralelos cibernéticos en los que los personajes toman conciencia de si mismos, y aunque este planteamiento ya se ha reflejado también en Matrix, quizá con menos impacto visual, me lleva a pensar de nuevo en nuestra existencia como conciencias multidimensionales. Recuerdo el impacto de Matrix y cómo, al salir del cine, miraba alrededor con ojos nuevos, pensando que realmente podíamos estar viviendo en un mundo de fantasía, porque ¿qué es lo que hace que un mundo sea real?

Y de nuevo creo que la realidad supera la ficción, por ejemplo... ¿dónde vamos cuando dormimos? El tiempo que empleamos en dormir se parece sospechosamente a un tiempo obligado de desconexión, quizá para no perder del todo la perspectiva como conciencias, de que vivimos en un mundo creado para experimentar con los sentidos y la dualidad. Eso explicaría porque alguien enloquece cuando se le somete a privación del sueño, se rompe el equilibrio. Y eso explicaría porque películas como ésta nos llaman la atención... lo que me lleva a la siguiente pregunta... ¿es posible imaginar algo que se desconoce? ¿qué va primero entonces, la idea o la materialidad de la idea?

Por otra parte, a veces tengo la sensación de que los recuerdos que tengo de mi vida, no necesariamente me corresponden a mi, es como si no me pertenecieran a pesar de haber estado ahí. Hay una connotación de irrealidad que me sorprende como si hubiera sido otra vida, y eso me hace preguntarme si realmente vivimos más de una vida simultáneamente, y hasta que punto se entrecruzan.

Eso me lleva a pensar que es posible que vivamos en otros mundos, o que en realidad vivimos en un mundo estilo muñecas rusas, donde uno estaría metido dentro de otro, diferentes niveles de concentración, diferentes niveles de conciencia, una misma inteligencia, diferentes experiencias.

Cuando hablamos de estados alterados de la conciencia nos referimos a aquellos que nos llevan a una percepción diferente de la realidad en la que creemos vivir, y en algunos de esos estados podemos captar una especie de mundo envolvente, donde tenemos conciencia de otras líneas de tiempo, conciencia de otras realidades.... y como si fuera un sueño, lo relegamos al terreno de la fantasía, como si fuera producto de nuestra mente, pero... ¿no podría ser nuestro mundo también producto de nuestra mente?

Siendo así, resultaría difícil determinar dónde terminan y donde empiezan...como en el caso de nuestros mundos interiores,¿se terminan con la interacción con el mundo exterior? ¿hay límites claros? creo que son mundos imbricados y que el resto de mundos con los que convivimos también lo son. Una extensa red de mundos imbricados, interrelacionándose, con mayor o menor grado de conocimiento de lo que sucede, y que el mundo de los sueños puede ser una puerta giratoria de acceso, igual que esos estados alterados de conciencia. Ese término tan extendido ahora de la Iluminación podría no ser más que la realización de la existencia de diversos mundos y el poder mover nuestra mente-conciencia-inteligencia a través de ellos.

Sólo hay una cosa que me preocupa, y me he dado cuenta de ello precisamente en esta película, y es el tema de la responsabilidad. Cuando uno sabe que el mundo en el que está es una fantasía, una creación con un propósito ¿la implicación es la misma?¿vivimos la experiencia con la misma intensidad?¿nos entregamos a ella plenamente? Y ahí cabría el paralelismo con los videojuegos, en los que matar enemigos no tiene ninguna importancia excepto la de ganar puntos, pero... ¿y si ese mundo virtual fuera de alguna forma real?¿no habría una responsabilidad en ello?

Sea como sea, según dice el dicho, la verdad nos hará libres, y es una cuestión que seguiré planteándome, incluso si al final resulto ser yo misma una ilusión.

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