- A finales de los 70, el ejército se obsesionó por encontrar una nueva manera de camuflar a los soldados. Empezaron el experimento con pulsos electromagnéticos.
- ¿Cómo camuflaje?
- Oh, sí. Los ojos convierten la energía electromagnética en algo que el cerebro puede comprender. Así es como funcionan las visiones. Bien, el ejército creyó que si podían generar un pulso electromagnético masivo, podrían efectivamente aumentar el nervio óptico, y a la frecuencia correcta hacer a los soldados invisibles al ojo desnudo.
- ¿Y tú asesoraste en ese proyecto?
- Brevemente. Fué después de que me fuí que ellos descubrieron que la exposición prolongada al pulso tiene un efecto secundario horrible. Un transtorno genético incurable. Y esta polilla y el hombre deforme son las víctimas, o los hijos de las víctimas de ese experimento.
- Entonces, ¿cómo explica eso su habilidad para transformarse, Walter?
- Aquí, para aquí. (El coche se detiene bajo la señal que indica la entrada a la población de Edina). Ven, ven, deja las luces encendidas.
- !Walter! ¿qué estás haciendo? (Walter observa la polilla que transporta dentro de un tarro de cristal)
- Veo la polilla
- Ven aquí, por favor (cerca de la señal la polilla se transforma en una hermosa mariposa de alas azuladas), y ahora ¿qué ves? Un amigo mío escribió una vez que una tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia
- ¿Cómo lo hace?
- No lo hace. La polilla y el hombre no cambian en nada. Lo que cambia es nuestra percepción sobre ellos."
No es necesario un pulso electromagnético para cambiar nuestra percepción sobre las cosas, basta cambiar nuestras creencias, nuestras emociones, y algo deforme, feo y desagradable puede convertirse en algo adorable y entrañable. Es nuestra percepción sobre los demás y sobre lo que nos rodea lo que hace que sean algo horroroso o algo hermoso, y esa capacidad es inherente al ser humano, una capacidad que podemos entrenar, potenciar y elegir.
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