31 de octubre de 2009

El amor es un estado del ser


El amor es un estado del ser, y en ese estado nos sentimos conectados con todo lo que nos rodea y en especial con nosotros mismos. Hay plenitud en nuestro corazón, paz en nuestra mente, confianza en nosotros y en la vida, y se enciende una luz brillante que irradia todo a nuestro alrededor. Es una sonrisa al Universo, un guiño a la vida indicándole que hemos comprendido.

Ese estado es cultivable, es sostenible en el tiempo, pero también puede convertirse en el estado del no ser: la obsesión. En ese estado perdemos el rumbo de nosotros mismos y nuestra atención se centra en el exterior, y todo parece amenazador, ahora es el miedo el que manda: miedo a no ser amados, a perder el amor, a no encontrarlo jamás, y nos esforzamos por retener, por controlar ese amor que vamos encontrando, sin saber, que al igual que la falta de oxígeno puede matar una planta, la falta de espacio y de libertad puede matar al amor.


El secreto está en la confianza, en uno mismo y en los demás, porque aquello que sembramos, aquello que cultivamos es lo que recogemos. A veces no resulta sencillo, las garras del miedo son afiladas y llegan profundo, pero como buenos granjeros, la paciencia, el no desfallecer, nos traerá sus propios frutos, sólo hay que recordar que en el camino del aprendizaje son necesarios algunos tropezones para aprender, y que el fruto de ese aprendizaje vale la pena: la sensación de bienestar y de paz interior.

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