- ¿si me lo dijeras o si te creyera?
- Te quiero, lo digo en serio, no sé porqué ibas a creerme, supongo que ya no creemos el uno en el otro, pero sigo soñando con que, al final terminamos reaccionando, dejamos esto y somos como las demás personas, confiadas y sinceras.
- No somos como los demás.
- Ya lo sé ¿crees que no lo sé?¿Te imaginas lo frustrante que es saber que eres el único hombre que posiblemente pueda comprenderme? Ya sé como eres y aun así te quiero.
- Si todo esto es porque no tienes la fórmula y crees que yo si, me sentiré muy decepcionado.
- De acuerdo, muy bien, te propongo esto. A la de tres lo que tengamos, fórmula, no fórmula, lo ponemos sobre la mesa, será el último trato.
- La tengo.
- No he empezado a contar.
- La tengo, ¿porqué esperar, de qué sirve? Te quiero. Pienso en ti a todas horas, lo hago incluso cuando estás conmigo. Te miro y no puedo dejar de mirarte. Te miro y pienso, esta mujer, sabe como soy y aún así me quiere.
- Yo también la tengo."
Porque la esencia del amor no es solo amarte tal como eres, sino amar quien fuiste y quien puedes llegar a ser.
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